La sesión normalmente comienza asentados y hablando de por qué ha venido el cliente si es la primera vez o valorando cómo va el proceso si son sesiones de seguimiento. Seguidamente se pasa al trabajo de camilla, donde el cliente se estira vestido y se pone cómodo. El terapeuta está a su lado o bien asentado o de pies y hace diferentes contactos con las manos. Es un contacto de escucha a diferentes niveles, al sistema nervioso, a los tejidos y fluidos, al campo energético y cómo se organiza el sistema.

El terapeuta escucha el movimiento cíclico que se nota tanto en los tejidos del cuerpo como en el campo electromagnético que le rodea. Este movimiento cíclico se llama Respiración Primaria y muestra la capacidad inherente del organismo de siempre reencontrar la matriz original de la salud.

El cliente simplemente observa el proceso que se va desarrollando. Puede que note sensaciones físicas como calor, frío, movimiento en sus órganos y tripas, re-alineación de la columna, sensación de peso, espasmos,... Cuando el cuerpo se va relajando el sistema nervioso autonómico se puede regular y éste es el lenguaje que utiliza, el de las sensaciones corporales.

Cada cliente es único, un dolor de espalda nunca es el mismo para una persona que para otra, su biografía es diferente y por tanto el camino que tomará un cliente para mejorar será su propio camino.

Como hemos dicho antes, una parte del lenguaje de la persona son las sensaciones pero no es el único, el cliente también puede observar que surgen emociones como tristeza, rabia, alegría,... Las imágenes o pensamientos también forman parte del proceso , así como estados de ánimo y experiencias de paz, unidad, bienestar, calma y de reencuentro con uno mismo.

Es una terapia donde lo importante no es el hacer sino el estar. Estar sin obligaciones, ni prisa, estar con lo que surge ahora en el presente. Es un camino hacia uno mismo, un camino hacia la salud inherente, hacia la unidad y hacia un funcionamiento integrado de la persona